domingo, octubre 14, 2012

Confieso que he perdonado




El rey sin instrucción arruinará a su pueblo, la ciudad se edifica sobre la prudencia de los dirigentes.

En manos del Señor está el gobierno de la tierra, a su tiempo suscita para ella al que conviene.
En manos del Señor el recto camino del hombre, él pone su gloria en el escriba.
Sea cual fuere su agravio, no guardes rencor al prójimo, y no hagas nada en un arrebato de violencia.
Odioso es al Señor y a los hombres el orgullo, para ambos es un yerro la injusticia.
La soberanía pasa de una nación a otra, por las injusticias, las violencias y el dinero.
[Eclesiástico 10]



La noche que mi hermano falleció el cielo se arrojaba magnífico, la luna rebosaba a plenitud en su vestido blanco, “contesta, Alán murió”, decía el mensaje en el celular. Era mi Madre quien lo escribía. Una pésima broma, le había sucedido un accidente y estaba grave, era lo que pensaba al leer aquel mensaje a las 6:16 de la mañana.

¡No, carajo, no!, grite al soltar visceralmente un puñetazo a la puerta de la habitación; tomé un suéter y me apuré. Al salir, la luna estaba ahí: llena e impoluta. A su alrededor flanqueaban radiantes las estrellas de aquella madrugada ejemplar.

Hermano, te atropellaron en la calle que pasa frente a la casa donde crecimos juntos. Recuerdo tu sonrisa desde que eras niño. Cuando fuiste creciendo, esa fuerza que te caracterizaba, hijo de Dios, se arrojaba a mi carácter concentrado en el destino de la Luz. Si la vida importa, es porque has de ser impecable, te decía siempre. Es el valor de defender lo que eres, aquello que le da mérito al mundo. Defender la verdad de lo que sientes y expresarlo, te decía y tu me escuchabas; y eso era, es y será de un valor tan grande como tú espíritu eterno.

Yo sabía que entendías pero no comprendía cómo lo aplicabas. Hasta ahora lo entiendo Pez, Marciano, Trino. Lo había visto sin ver. Al velarte, más de tres hermanos se acercaron a mí, apretando con el puño los botones a la altura del corazón: ésta era su camisa, de verdad, lo siento mucho, mi más sentido pésame; expresaban tus amigos antes de extenderme un abrazo en búsqueda de tu fortaleza.

Cuando llegué frente a la calle donde vivía José, mi Madre se encontraba doblada, la tía Tere la abrazaba, la oscuridad aún permeaba la calle, una perrera cerraba el tránsito ausente y una sábana blanca cubría tú estampa. Con una máquina y por la espalda. Lo atropellaron, se alcanzaba a escuchar entre el llanto de mamá. Nunca te voy a soltar, fue lo único que atine a decir.  

¿Quién fue? le pregunté al uniformado como si de verdad ahí pudiese encontrar respuesta; ahora trato de recordar y no sé de dónde salió el nombre de Deborah, sin pensar caminé a su casa. En una esquina de la Escuela Nacional de Homeopatía grité, aquí hay un zapato, es de mi hermano, márquenlo por favor.

Era sábado y todavía no eran las siete de la mañana, en la casa de Deborah había reunión, toqué con fuerza la puerta; es su hermano escuché que desde dentro se rumoraba trás un prolongado silencio; cuando entré me di cuenta que estaban casi todos, El Simpson, El Tele, La Pepita, en total, había más de diez en aquella sala.

Al chile no sé carnal, decía el Tele, todos los demás guardaban silencio. Yashani es la que sabe, aseguraba Deborah. Estaban cotorreando en frente de la Casa de Toño, dijo después el Simpson, yo estaba en mi casa y los vi desde la ventana, se iban a madrear con los de una camioneta roja. En menos de cinco minutos, por un azar incomprensible, Yashani le marcaba a Deborha, esta acá afuera, viene para acá.

Fue El Suave, dijo Yashani sin chistar; ¿Quién es ese Suave? pregunté a los reunidos, es El Lalo, precisó uno de los presentes, el de Torres. ¿Saben dónde vive? Sí, me aseguraron; vamos, les apuré. Espérate no vayas a hacer una pendejada dijo La Pepita, mejor ve con una patrulla. Fue entonces cuando conocí al agente López. Regresé al epicentro de la pena;  y ya estaban los primos y los tíos. La perrera no se atrevió a pedir una patrulla. López indagaba con los guardias de las escuelas cercanas. Le dije que sabía donde vivía el presunto y fuimos al domicilio.  

El padre de El Suave, según se rumora en el fraccionamiento donde vive, tiene vínculos con la delincuencia organizada, lo cual explica que de común, el ahora prófugo, portará como si nada, el tubo en su nave, y que las diligencias del MP se ausenten del mínimo sentido de la lógica más rudimentaria. Pero eso ahora es lo de menos, como el que se rumore que a estas alturas, el fugitivo -el que se echó de reversa, bajó a su copiloto a levantar un faro que te hirió de muerte, subió a los que pudo y dijo vámonos que ya valió verga-, ahora se encuentre en Maiami o en Acapulco en Punta Diamante.

En este momento y hasta el fin de los tiempos, tu espíritu ha ascendido a la Gloria del Padre. Recuerdo el aroma a flores al subir las escaleras, ese perfume penetrante como incienso, el brillo que se esparcía por la habitación como estrella liviana al día tres del novenario. Ahora veo el amanecer y veo tu rostro. Siento la brisa del aire y se que son tus brazos los que me abrazan, hermano, compañero de Dios.  

Sé que pedir en este país que a ninguna familia la abrace una tragedia como ésta, que a nosotros nos sacudió, es como pedir un milagro. En México, hasta ahora, matan a los hijos de los gobernadores, a los políticos, a los empresarios, a los lugartenientes, a los policías y a los sicarios. Las elecciones para designar el cargo del Señor Presidente, son calificadas antes de saber si fueron financiadas por el crimen organizado; se presentan con legitimidad dudosa los cuerpos de narcotraficantes abatidos. La costumbre es vivir de la aspiración material y de la venganza, por eso es necesario, poner un alto. 

Pienso en el beso de Sicilia y en la muerte de su hijo. Familia por Familia, fue el mensaje que le dejaron los zetas a Moreira. Para Sicilia, al igual que Ghandi, las cosas son más claras: ojo por ojo, el mundo quedará ciego. Si alguna justicia contempló ahora como verdadera, es la Divina. La Justicia no existe sin el perdón, el perdón no ha de ser sino por lo Justo.

Antes de levantar tu Cruz, me habla un extorsionador en búsqueda de un padre preocupado por su hijo. Al enterrar tu cuerpo, mi papá te pidió perdón por no haber estado presente en tu desarrollo; ahora tú, hermano eterno, nos dejas tu recuerdo de arrojo y tu gusto por la fiesta. En el trabajo, al cubrir La Fuente, el Secretario de Educación, Córdova Villalobos, expresa:

"Vivir desgraciadamente muy de cerca experiencias como la pérdida de un ser querido, de un joven en plenitud, a consecuencia de un accidente automovilístico; lo cual es la primera causa de muerte entre la población de 15 a 35 años, generalmente relacionada con el abuso del alcohol”. Todo lo impregnas tú, muerte querida, todo lo llenas. Donde camino, Dios, está tu nombre y el recuerdo de aquel joven que me diste la oportunidad de ver ascender. 

Tu alma está tranquila Ángel de mi vida. Una parte mía descansa ahora en la magnífica gloria del universo. Si hemos de construir un mundo mejor, ha de ser tomando el ejemplo de tu valor, ahora para construir la armonía. Superar a las autoridades y a los padres con su negligencia empedernida, así como a las juventudes autodestructivas.

Calentamos el planeta y se desatan guerras donde la gente muere por cosas que no valen la pena, al mismo tiempo dejamos la oportunidad de convivir alegres como hijos de la Creación y nos embarcamos en la ilusión del hombre sobre el hombre. Eso ahora tú lo sabes, desconocemos que estamos a merced la voluntad creadora.

Por eso, ahora, confieso que he perdonado. Acepto la voluntad Divina. La Paz, es la única forma de tener el mundo en nuestras manos. Si polvo fuimos, poesía hemos de ser. León de la eternidad, levanta a los caídos, sé consuelo del dolor exabrupto, da valor a quienes no se quieren defender, mitiga los accidentes, primavera del mundo que está por florecer. Con Paz, Fenix, el fuego nuevo vuelve a renacer. 

A la memoria de mi hermano Alan que en Paz descansa.

[[Evadir lo Justo]]